Primer monólogo de Segismundo
¡Ay mísero de mí, ¡ay infelice!
Apurar, cielos, pretendo,
Ya que me tratais así,
qué delito cometí
contra vosotros naciendo.
Aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido;
bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor,
Pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.
Sólo quisiera saber
para apurar mis desvelos
(dejando a una parte, cielos,
el delito del nacer),
¿qué más os pude ofender,
para castigarme más?
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron,
¿qué privilegios tuvieron
que no yo gocé jamás?
Se usa el término monólogo para referirse al acto de un personaje de expresarse en primera persona y en voz alta, sin interlocutor. Aparece tanto en el teatro como en la narrativa y la poesía. En el teatro, el monólogo sirve para ofrecer información imprescindible para la comprensión de la intriga, como por ejemplo hechos ocurridos fuera de la escena, así como para exteriorizar el mundo interior del personaje, revelando sus dudas, creencias e inquietudes. En la poesía el monólogo se utiliza frecuentemente para exponer los sentimientos más íntimos del yo lírico. En la narrativa, es un espacio para que el hablante se exprese en sus propias palabras sin la intromisión del narrador ni respuestas de otros personajes. Algunos críticos hacen distinción entre el monólogo y el soliloquio. El primero se pronuncia en la presencia de otros personajes sin esperar una respuesta de ellos, mientras que el segundo se expresa a solas.
DIALOGO
Con origen en el concepto latino dialŏgus (que, a su vez, deriva de un vocablo griego), un diálogo describe a una conversación entre dos o más individuos, que exponen sus ideas o afectos de modo alternativo para intercambiar posturas. En ese sentido, un diálogo es también una discusión o contacto que surge con el propósito de lograr un acuerdo.
Un ejemplo de este significado que tiene la palabra que nos ocupa podría ser el que exponemos a continuación: “Los dirigentes de los dos partidos políticos más importantes del país establecieron un intenso diálogo para intentar encontrar una solución y establecer así un acuerdo con el objetivo de mejorar la situación económica”.
Por otra parte, el diálogo se puede describir en el marco de una obra literaria, en prosa o en verso, en la cual se arma una conversación o surgen controversias entre dos o más personajes. Se utiliza como tipología textual en la literatura cuando aparecen dos personajes que hacen uso del discurso diegético y actúan como interlocutores.
En este ámbito literario, tenemos que subrayar la existencia de un autor que estableció el diálogo como género. Este no es otro que el filósofo griego Platón quien cuenta con una interesante obra que se clasifica en cuatro categorías en función de la etapa de su vida a la que corresponden.
Así, en primer lugar estarían los diálogos socráticos que son los textos que realizó durante su juventud y que se centran en cuestiones de carácter ético. En segundo lugar están los trabajos de transición que giran entorno a la política, y la tercera categoría corresponde a lo que son los diálogos críticos que fueron realizados durante su madurez y que se caracterizan porque en ellos habla sobre los mitos y las ideas.
1. Fragmento de “Critias”, de los diálogos de Platón:
SOCRATES: Ciertamente, Critias, concederemos su petición, y concederemos por igual con anticipación a Hermócrates, así como a usted y Timeo; yo no tengo ninguna duda que cuando llegue su turno dentro de un rato, él haga la misma petición que usted ha hecho. En orden entonces, de que él puede proveer por sí mismo un nuevo comienzo, y no ser obligado a decir las mismas cosas una vez finalizado lo suyo, déjelo entender que la indulgencia es concedida ya por anticipado a él. Y ahora, amigo Critias, anunciaré a usted el juicio del teatro. Ellos son de opinión que el ejecutante último era maravillosamente exitoso, y que usted necesitará mucha indulgencia antes de que pueda tomar su lugar.
HERMOCRATES: La advertencia, Sócrates, que a usted le ha dirigido, también debe llegarme. Pero recuerde, Critias, que un corazón débil nunca ha conquistado un trofeo; y por esto usted debe enfrentar el argumento como un hombre. Primero invoque a Apolo y a las Musas, y a continuación oigámosle sonar las alabanzas y mostrar las virtudes de los ciudadanos antiguos.
CRITIAS: Amigo Hermócrates, usted, que se coloca por último y tiene otro delante de usted, no ha perdido el corazón aún; la gravedad de la situación pronta será revelada a usted; mientras tanto, acepto sus exhortaciones y estímulos. Pero además de los dioses y de las diosas que usted ha mencionado, invocaría especialmente a Mnemosyne; pues para toda la parte importante de mi discurso dependo de su favor, y si puedo recolectar, y recitar bastante lo qué fue dicho por los sacerdotes y traído por Solón, no dudo que satisfaré las exigencias de este auditorio. Y ahora, no habiendo más de excusa, procederé.
2. Diálogo de “Novela de la Gitanilla”; Novelas Ejemplares, Miguel de Cervantes Saavedra.
-Entren, entren las gitanillas, que aquí les daremos barato.
-Caro sería ello -respondió Preciosa- si nos pellizcacen.
-No, a fe de caballeros -respondió uno-; bien puedes entrar, niña, segura, que nadie te tocará a la vira de tu zapato; no, por el hábito que traigo en el pecho.
SOCRATES: Ciertamente, Critias, concederemos su petición, y concederemos por igual con anticipación a Hermócrates, así como a usted y Timeo; yo no tengo ninguna duda que cuando llegue su turno dentro de un rato, él haga la misma petición que usted ha hecho. En orden entonces, de que él puede proveer por sí mismo un nuevo comienzo, y no ser obligado a decir las mismas cosas una vez finalizado lo suyo, déjelo entender que la indulgencia es concedida ya por anticipado a él. Y ahora, amigo Critias, anunciaré a usted el juicio del teatro. Ellos son de opinión que el ejecutante último era maravillosamente exitoso, y que usted necesitará mucha indulgencia antes de que pueda tomar su lugar.
HERMOCRATES: La advertencia, Sócrates, que a usted le ha dirigido, también debe llegarme. Pero recuerde, Critias, que un corazón débil nunca ha conquistado un trofeo; y por esto usted debe enfrentar el argumento como un hombre. Primero invoque a Apolo y a las Musas, y a continuación oigámosle sonar las alabanzas y mostrar las virtudes de los ciudadanos antiguos.
CRITIAS: Amigo Hermócrates, usted, que se coloca por último y tiene otro delante de usted, no ha perdido el corazón aún; la gravedad de la situación pronta será revelada a usted; mientras tanto, acepto sus exhortaciones y estímulos. Pero además de los dioses y de las diosas que usted ha mencionado, invocaría especialmente a Mnemosyne; pues para toda la parte importante de mi discurso dependo de su favor, y si puedo recolectar, y recitar bastante lo qué fue dicho por los sacerdotes y traído por Solón, no dudo que satisfaré las exigencias de este auditorio. Y ahora, no habiendo más de excusa, procederé.
2. Diálogo de “Novela de la Gitanilla”; Novelas Ejemplares, Miguel de Cervantes Saavedra.
-Entren, entren las gitanillas, que aquí les daremos barato.
-Caro sería ello -respondió Preciosa- si nos pellizcacen.
-No, a fe de caballeros -respondió uno-; bien puedes entrar, niña, segura, que nadie te tocará a la vira de tu zapato; no, por el hábito que traigo en el pecho.
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